Así lo adelantó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. El impacto fue inmediato: el dólar mayorista, que cotizaba cerca de $1.378–$1.380 antes del anuncio, comenzó a retroceder hacia un rango de $1.355–$1.366.
El Gobierno argentino anunció este martes, que comenzará a intervenir directamente en el mercado cambiario con el objetivo de “calmar al dólar”. La medida fue comunicada por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, a través de su cuenta en la red social X, y marca un giro significativo en la estrategia cambiaria tras dos meses de alta volatilidad en contexto electoral.
Hasta el momento, la estrategia oficial se guiaba por un esquema de bandas de flotación que limita la intervención al Banco Central salvo que el tipo de cambio toque el techo acordado, situado aproximadamente en los $1.470 por dólar. La nueva medida representa, al menos de forma temporal, un abandono de ese esquema.
El impacto fue inmediato: el dólar mayorista, que cotizaba cerca de $1.378–$1.380 antes del anuncio, comenzó a retroceder hacia un rango de $1.355–$1.366.
La decisión recibió el respaldo del Fondo Monetario Internacional, según fuentes del Ministerio de Economía, por lo que no representaría una ruptura del acuerdo vigente con el organismo. No obstante, aún subsisten dudas sobre la sostenibilidad en el tiempo de este nuevo enfoque, dada la persistente presión sobre las reservas y la expectativa preelectoral.
El contexto es complejo: según reportes recientes, el dólar mayorista llegó a acercarse a los $1.400, mientras que el riesgo país se mantiene elevado por encima de los 800 puntos básicos. Este escenario refleja tanto la incertidumbre política como la tensión sobre los activos en un año dominado por la estrategia oficial de austeridad —con recortes, superávit fiscal y control inflacionario— pero también sacudido por sospechas de corrupción y baja recaudación real.
La intervención en el mercado cambiario constituye una señal clara de que el Gobierno busca preservar la estabilidad cambiaria en plena previa electoral, aunque podría operar como un paliativo temporal más que como una solución definitiva. Las próximas semanas serán clave para evaluar si esta medida alcanza a restablecer la confianza del mercado o si, por el contrario, refuerza la percepción de fragilidad ante contextos de alta volatilidad.